Sierra
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Magda, como la llaman sus amigos en el ICN, creció rodeada de hermanos y amigos. Con ellos compartía innumerables aventuras. Había que decidir cuál sería el primer juego del día: encantados, escondidas, avioncito, brincar la cuerda, atrapadas, la víbora de la mar, la gallinita ciega y muchas actividades más. De pequeña sus pasatiempos favoritos incluían correr, saltar, y brincar.
Cuando entró a la escuela primaria tuvo su primer acercamiento a las letras y los números y no fue sencillo. Ella recuerda ver a su madre y a su profesor angustiados, pues comentaban que la niña “no aprendía a leer”. Por ello, en las tardes su madre se sentaba con ella a repasar las letras.
Fue su mejor profesora y a su lado aprendió a leer y a disfrutar las historietas de Memín Pinguín, Kalimán y la Familia Burrón.
Las materias preferidas de Magda en la secundaria fueron educación física, matemáticas y electricidad. Cada uno de los profesores, a su estilo le mostraron que, al igual que con la lectura, una vez que comprendes las materias, pueden llegar a atraparte. En esa época, su vocación estaba dividida entre las matemáticas y el deporte, ambas áreas la atraían. Un logro importante para ella durante este periodo fue que, gracias a su dedicación y esfuerzo, obtuvo el promedio más alto de las mujeres de su generación, y por ello, fue designada como abanderada.

Cuando en la preparatoria Magda tuvo que elegir una carrera, se inclinó por estudiar Economía. Hizo un año de la carrera y, al finalizar, tuvo a su primera hija, Nayelli. En ese momento suspendió la carrera por un año, y cuando regresó, ya teniendo un bebé, le pareció que la carrera que había elegido era muy demandante. Entonces, decidió cambiar de área.
Su hermano le habló de la carrera de Bibliotecología y Magda decidió probar. Así, entró en la ENBA (Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía del Instituto Politécnico Nacional). LA ENBA tenía un propedéutico, que decidió cursar. En ese momento se dio cuenta de que su vocación era trabajar en una biblioteca, así que continuó con la carrera. En los años ochenta había una gran demanda de profesionales en el área, por ello, desde el primer año de la carrera encontró trabajo como bibliotecaria.
El plan de estudios logró atraerla debido a que estaba lleno de materias interesantes, abarcaba todo tipo de bibliotecas (públicas, escolares, universitarias y especializadas), además de administración, contabilidad, derecho, relaciones públicas y comunicación. Definitivamente la biblioteconomía la atrapó. Sus cursos preferidos fueron el de relaciones públicas y el de comunicación. Los profesores eran muy buenos, amaban la carrera y lograban transmitirlo, pues despertaban el entusiasmo e interés de todos los alumnos, quienes corrían para llegar puntuales a la clase.

Para Magdalena, estudiar la licenciatura fue duro y todo un reto. La necesidad económica y su pequeña hija Nayelli la obligaron a dividir los tiempos en cada uno de sus roles: madre, empleada y estudiante. El día era corto, y cada rol requería tiempo y esfuerzo, había que redoblar energía y concentración. Sin embargo, fue muy afortunada pues contó con el apoyo de grandes seres humanos: su madre sus hermanos, sus compañeros y profesores la apoyaron, y la alentaron a continuar.
Trabajar y estudiar de manera conjunta fue duro, pero al mismo tiempo la hizo fuerte: aprendió a organizar su tiempo, a estudiar en el transporte público mientras se dirigía al trabajo, y a descansar y despejar la mente en el trayecto rumbo a la escuela, además de realizar las tareas rumbo a casa. Al final del día, se llenaba de energía, sonreía y jugaba con su pequeña hija Nayelli. Paso a paso, logró acercarse a la meta, acompañada de su hija, quien aprendía el amor por la lectura con el libro El árbol sabio.
A lo largo de su carrera, Magdalena cursó varias materias de administración de bibliotecas. En el último semestre, la profesora de la materia la llevó junto con sus compañeros a visitar distintos centros de investigación.
Uno de ellos fue el Centro de Información Tecnológica del Instituto de Investigaciones Eléctricas en Palmira, Cuernavaca, que tenía uno de los servicios bibliotecarios más avanzados de la época.
Durante la visita, los anfitriones de dicha dependencia invitaron a los estudiantes a hacer su tesis con ellos, con una beca, en temas de interés para la dependencia. Magdalena decidió aceptar: eligió como tema de tesis la “identificación de necesidades de capacitación”, dirigido de manera particular al personal no profesional que labora en bibliotecas especializadas. El objetivo general de la tesis fue elaborar un programa de capacitación con base en las necesidades específicas de las funciones realizadas en un centro especializado de información.
El trabajo de investigación llevó por título Lineamientos Generales de un Programa de Capacitación dirigido al personal de información, no profesional: Caso del Departamento de Información Técnica del Instituto de Investigaciones Eléctricas, y se realizó bajo la tutoría de la Licenciada Cecilia Culebra, y con el consejo y orientación de uno de los pocos Doctores de la época en la carrera de bibliotecología, el Doctor Jaime Pontigo Martínez. Gracias al apoyo y guía de ambos, nueve meses después Magdalena se encontraba realizando el examen para obtener el título de Licenciada en Biblioteconomía, cerrando orgullosamente esta etapa académica.

Con la licenciatura en biblioteconomía, Magdalena logró colocarse como Profesor-Investigador en la Biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México, en el departamento de servicios al público. En esa época el Doctor Álvaro Quijano Solís, director de la biblioteca y profesor en la licenciatura, la apoyó y alentó a continuar sus estudios en el posgrado. Y, gracias a su tenaz insistencia, en 1992 ingresó a la maestría en Bibliotecología y estudios de la información en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
El título de la tesis fue Identificación y Estudio de los Principales Grupos de Investigación en el Campo de la Física de la UNAM, a través de Indicadores Bibliométricos. Su tutora fue la Doctora Jane Russell, investigadora del Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, a quien conoció impartiendo el curso de “Introducción a la bibliometría”.
El tema de la bibliometría le permitió a Magda conocer y acercarse a especialistas del tema, así como visitar distintos lugares. Uno de los más significativos fue el Palacio de las Convenciones en la Habana, Cuba, lugar donde cada dos años se realiza el Congreso Internacional de Información. Otro momento importante fue cuando conoció en 2002 a la Doctora María Bordons, autora del artículo que inspiró el tema de su tesis.
El tema de la tesis le agradó a la Doctora Bordons. Por ello, en 2003 invitó a Magdalena al Departamento de Bibliometría y Análisis Documental del Centro de Información y Documentación Científica (CSIC), España, con el convenio Marina Bueno/CSIC, Madrid, España y CIC/UNAM. La estancia resultó exitosa, pues los datos para el análisis de los resultados ya se habían obtenido. En 2005 obtuvo el título de Maestra en Bibliotecología y Estudios de la Información.
En 1995, Magda decidió tomar una plaza como Coordinadora de Materiales Audiovisuales en la Biblioteca del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, área responsable de la organización y servicio de materiales como partituras, diapositivas, programas de mano, vestuarios, fotografías, entre otros.
Al año siguiente, en 1996, se enteró que en la UNAM, en el Instituto de Ciencias Nucleares se solicitaba personal con conocimiento en automatización de bibliotecas e inventarios. Con la experiencia acumulada en 10 años en distintas bibliotecas, no dudó en presentarse y manifestar su interés por la plaza y se entrevistó con el Dr. Marcos Rosenbaum, director del Instituto.
De este modo, en 1996 fue contratada como Técnica Académica Titular “A” de Tiempo Completo. Actualmente ocupa la plaza de Técnico Académico Titular “B” de Tiempo Completo y coordina la Biblioteca Marcos Rosenbaum. Cuenta con 25 años de antigüedad.
Lo que más le gustó a Magda cuando llegó al ICN fue ayudar a crear la biblioteca, desde colocar los anaqueles, hasta acomodar los libros. Pero lo que más le atrajo fue la gente, pues para ella fue un reto atender a físicos, químicos y astrónomos, y ha aprendido acerca de una enorme cantidad de temas. En los últimos años ha innovado de varias maneras a la biblioteca y ha desarrollado sistemas para facilitar el servicio de los usuarios.
Su labor más importante en la Biblioteca Marcos Rosenbaum consiste en coordinar, planear, organizar y dirigir las actividades que en ella se realizan, además de mejorar los procedimientos para organizar la información de manera óptima, con el objetivo de ofrecer servicios que ayuden e instruyan a la comunidad del ICN. Así mismo, desarrollar e impulsar proyectos que continúen su transformación “de biblioteca tradicional a gestora de la información”.
Magda comenta que la bibliotecología le ha dado muchas satisfacciones. Sin duda, la más importante, es conocer a muchas personas que de manera incondicional le brindaron su apoyo y amistad. Esta disciplina le abrió las puertas para colaborar en varias bibliotecas y para especializase en distintas áreas.
Otra de sus grandes satisfacciones es la docencia, que la mantiene activa y motivada. Aunque requiere tiempo, trabajo y esfuerzo, tiene grandes recompensas.
Lo que más le gusta de su trabajo es la cara de alegría dibujada en los rostros de los usuarios cuando son atendidos de manera satisfactoria y encuentran en la biblioteca un espacio de apoyo a su investigación. En el futuro le gustaría consolidar a la biblioteca como gestora de la información, mantener la innovación de servicios a la comunidad, y permanecer como actor central de apoyo en el instituto.
También le gustaría atraer a más estudiantes que realicen su servicio social y su tesis de licenciatura, convertir a la biblioteca en un lugar competitivo en la formación de estudiantes.

Lo que más disfruta cuando no está trabajando es leerle cuentos a su nieto Santiago y viajar por el mundo. También disfruta platicar con sus hijas Nayelli y Mariana, tener largas charlas con su madre, y los viajes con su pareja, Alejandro Raga.
Su pasatiempo es el atletismo. Desde pequeña le atrajo este deporte, y hasta la fecha aprovecha las oportunidades para realizar recorridos en montañas, bosques y arena. Correr le ha permitido admirar hermosos paisajes, disfrutar el olor de los árboles, la tierra, las plantas, las piedras y el mar. Su lugar favorito es el bosque de Tlalpan, pues sus innumerables caminos por recorrer la invitan a continuar visitándolo.
Su libro favorito es El fuego de la vida de Barbara Wood, su autora predilecta. La obra de arte que más le gusta es El pensador de Auguste Rodin. Además, le gusta la música de protesta.
A una joven que quisiera incursionar en la bibliotecología, Magdalena le diría que se trata de un campo lleno de oportunidades, una excelente opción, pues cada área le brindará la posibilidad de explorar y aprender algo distinto. Al mismo tiempo, día con día crecerá y aprenderá. Los retos podrían intimidarla, la clave será la perseverancia, por lo que sus triunfos los disfrutará aún más. Sin duda la invitaría a recorrer esta aventura.


Instituto de Ciencias Nucleares, UNAM. 2021.
Responsable de contenidos: Dra. Carmen Ortega. Página web, diseño e ilustración digital: Mtra. Aline Guevara. Edición de textos: Dra. Gabriela Frías/UCC-ICN. Código original: Ing. Gustavo Gómez Macías/GozDeveloper. Fotografías: A. Guevara/UCC-ICN; Linda Lasky; Adrien Olichon, Ryan Shumway y Josh Rose/Unsplash.