Albarrán
ORCID ID: 0000-0002-9060-3731
Cuando era pequeña admiraba a su madre, la maestra Verulita, pues “era todo para la ranchería donde vivía: maestra, enfermera, doctora corazón, y ayudaba a la gente en todo lo que podía”, además de que ella adoraba a su esposo, don Laurito. Guadalupe quería ser como su madre y estudiar para ser profesora, así que jugaba a darle clases a sus perros y gatos.
Para cursar la secundaria, entró a un internado de la Escuela Normal, que era solo para señoritas, y no le gustó. Así que después pensó en ser bióloga, pues le encantaba estar en el rancho y aprender sobre las plantas, ver los caminos de las hormigas y observar el comportamiento de otros insectos.
En el último año de la secundaria y en la preparatoria le tocaron buenos maestros de química, entonces se empezó a interesar en dicha área. Su madre impulsó este interés regalándole kits de experimentos para niños. Por ello, decidió estudiar la carrera de química en la Facultad de Química de la UNAM. Sin embargo, aunque la aceptaron, no pudo ingresar inmediatamente pues le tocó la huelga de 68 y tuvo que esperar un año para entrar a la Universidad.
Durante sus estudios, las materias que más disfrutó fueron las de Física, Química y Fisicoquímica. Los profesores que más la inspiraron fueron aquellos que impartían las clases de experimentos, pues hacían que los estudiantes pensaran en la mejor manera para resolver problemas de Química en el laboratorio.
Cuando estaba en el quinto semestre de la carrera, su novio entró al Instituto de Química. Entonces, ella empezó a buscar un lugar dónde hacer prácticas profesionales. Por ello, se dirigió a unos laboratorios que estaban en la Facultad de Química, dentro del Laboratorio de Ingeniería Química, y pidió que la dejaran ayudar a hacer algo de química. Fue aceptada y comenzó destilando monómeros. Este lugar era el Centro de Estudios Nucleares, que años después se convertiría en el Instituto de Ciencias Nucleares. Ahí, Guadalupe realizó su tesis de licenciatura en el tema de aglutinantes de aserrín con polímeros, bajo la asesoría de la Dra. Guillermina Burillo.
Su recuerdo es que fue una época “divina”, pues estudió como nunca en su vida. Realizó la maestría sola, pues ninguno de los compañeros que empezaron con ella lograron terminar el grado, y tuvo que viajar a España para cursar algunas materias, porque no se podían abrir las materias solo para ella. Desafortunadamente, solo consiguió una visa por tres meses, al término de los cuales tuvo que regresar a México.
Posteriormente, continuó con su tesis desde México y obtuvo el grado de Doctora en Química, con mención honorífica en 1983. Al tiempo que concluía sus estudios doctorales, fundó el Laboratorio de Química de Radiaciones en Macromoléculas, cuya infraestructura tuvo que diseñar con los pocos componentes que se podían conseguir en México en aquella época; además, tuvo que aprender varias técnicas en el proceso.
Al terminar sus cursos ingresó como investigadora asociada “A” en el ahora Instituto de Ciencias Nucleares. Ya dentro del instituto se le encomendó ser la encargada de la seguridad radiológica, tarea que realizó con éxito, fue representante del Departamento de Química de Radiaciones y Radioquímica en el Consejo Interno, además de Secretaria del Colegio del Instituto.
Posteriormente, estudió el Doctorado en Química en la Universidade Estatal de Campinas (Brasil), donde realizó una investigación sobre radiólisis de carbonatos en estado sólido. El entonces director del Instituto, Dr. Marcos Rosenbaum, la apoyó para que estudiara en el extranjero, siempre y cuando terminara en tres años su doctorado, lo cual cumplió. Fue una época linda, pues consiguió una amiga de verdad. Guadalupe recuerda que con ella aprendió que en portugués la palabra “exquisito” significa “rancio, extraño o descompuesto”. Un día que su amiga Pierina Bonato la invitó a comer un pastel. Guadalupe le dijo que estaba exquisito, y la amiga lo tuvo que tirar. Un mes después le aclaró el significado de la palabra.
Ella comenta que esta época fue muy enriquecedora, pero también muy difícil. Una de las cosas que pasaron es que aunque ella ya había cursado una maestría en Química Nuclear, tuvo que volver a tomar todos los cursos de la maestría brasileña en Química Analítica. Otro momento difícil fue que mientras estaba en Campinas, México vivía el temblor de 1985, y para ella fue complicado comunicarse con su familia y amigos.
Actualmente Guadalupe Albarrán es Investigadora Titular “B” de Tiempo Completo del Departamento de Química de Radiaciones y Radioquímica, y responsable del Laboratorio de Química de Radicales del ICN. Sus áreas de trabajo versan alrededor de la Química de Radiaciones. En particular, trabaja en la radiólisis de compuestos orgánicos, estudiando los productos oxidados mediante el radical OH y la cinética de su formación. Además de la degradación radiolítica de contaminantes de aguas hasta llegar a su mineralización (formación de bióxido de carbono y agua), utilizando los procesos de oxidación avanzada.
Ya siendo investigadora en el ICN, tuvo dos años sabáticos que fueron de mucho aprendizaje, y que realizó en el Radiation Laboratory de la Universidad de Notre Dame, en los Estados Unidos de América. Ahí aprendió a manejar un acelerador de partículas de muy alta energía (LINAC). No fue fácil, pero se convirtió en una herramienta muy importante para realizar varias investigaciones posteriores. Otro de los retos de la estancia fue vivir en un lugar donde nevaba por varios meses en el invierno, y donde en el verano había temperaturas muy altas y humedad. En esos momentos ella se refugiaba en el laboratorio y era muy feliz trabajando ahí. Además, el Dr. Schuler, su asesor en el Radiation Laboratory, junto con su familia, los acogieron a ella y a su esposo con gran calidez.
La Dra. Albarrán está enamorada de su trabajo y disfruta los días en el laboratorio tratando de resolver los problemas que surgen cotidianamente. Tiene muchas satisfacciones, por ejemplo, recientemente ha recibido felicitaciones, de parte de investigadores de diferentes países por los artículos que ha publicado, pues éstos son muy completos. En los últimos años ha logrado superar varios de los retos que se había propuesto, por ejemplo, tener un laboratorio con el equipo necesario para trabajar y publicar en revistas de alto prestigio, como The Journal of Physical Chemistry A. Durante los siguientes años espera continuar trabajando en el área de Química de Radiaciones, que es la que más le gusta. Espera apoyar a quien lo necesite, y animar a los estudiantes de licenciatura a que estudien en el Posgrado de Ciencias Químicas.
Cuando no está trabajando, disfruta viajar, leer y escuchar música. También le gusta convivir con su familia y disfrutar a sus pocas amigas verdaderas. Su lugar preferido es su casa, aunque también le gusta mucho ir a casa de sus padres “para ponerla más bonita, cuidando sus rosales”. Sus pasatiempos son armar rompecabezas y cuidar de sus plantas. Le gustan los libros de aventuras, de suspenso y de anécdotas. Le agradan las pinturas de Vincent van Gogh, Claude Monet, Rembrandt, Paul Cézanne, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas y de los muralistas mexicanos. En cuanto a la música, le gusta escuchar las obras de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Johann Sebastian Bach, Frédérich Chopin, entre otros.
También disfruta del Blues, y la música ranchera con buenos interpretes, pues ella nació en un rancho y ahí era lo que más escuchaba, aunque su madre también le ponía música clásica a la hora de despertar y dormir. Al preguntarle qué le diría a alguien que está pensando en estudiar química, la Dra. Albarrán contesta: “La química es la vida, estudiar química es muy bonito porque se pueden encontrar nuevas cosas y eso le da a uno mucha alegría”. Para ella es importante mencionar que hay que estudiar mucho para ser de los mejores a nivel mundial. La química es un área con posibilidades laborales en muchos ámbitos. Si los estudiantes trabajan duro, pueden obtener un puesto en la industria con muy buenos ingresos.
Instituto de Ciencias Nucleares, UNAM. 2021.
Responsable de contenidos: Dra. Carmen Ortega. Página web, diseño e ilustración digital: Mtra. Aline Guevara. Edición de textos: Dra. Gabriela Frías/UCC-ICN. Código original: Ing. Gustavo Gómez Macías/GozDeveloper. Fotografías: A. Guevara/UCC-ICN; Linda Lasky; Adrien Olichon, Ryan Shumway y Josh Rose/Unsplash.