Molina
PÁGINA ACADÉMICA EN EL ICN
Cuando era pequeña, Paola quería ser veterinaria, pues no le gustaba ver a los animales enfermos y le daba curiosidad saber qué comían, cómo se resguardaban de la lluvia y dónde o cómo hacían sus casas. Además, le gustaba observar a los insectos que habitaban en el patio de su casa, por ejemplo, a las libélulas, las abejas y los escarabajos.
En esa época, Paola admiraba profundamente a su madre, Mónica Sevilla, quien “sabía hacer miles de cosas”. Entre otras, preparaba cremas para la piel, shampoo para el cabello o ungüentos para las heridas.
Cuando era adolescente, Paola entró al CCH Sur donde conoció a la profesora de Biología Norma Cabrera, quien era promotora del programa “Jóvenes hacia la investigación”. Ella llevó su grupo a visitar varios institutos de investigación científica, entre ellos, al ya extinto Instituto de Fijación del Nitrógeno en Cuernavaca, el ININ y el Instituto de Ciencias del Mar.
A través de dicho programa, los estudiantes también podían asistir a las conferencias de investigadores reconocidos, además de participar en las estancias de verano. Paola decidió incorporarse a una de dichas estancias, en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, bajo la asesoría del Dr. Rafael Navarro González, quien en esa época trabajaba con temas relacionados al origen de la vida, los relámpagos volcánicos y la química prebiótica.
Los temas de investigación de Navarro atraparon a Paola quién quería saber más sobre ellos. Él le sugirió estudiar Química y ella siguió el consejo sin dudarlo. Así ingresó a la Licenciatura en Química, en la Facultad de Química de la UNAM.
Fue parte de una generación muy solidaria cuyos estudiantes terminaron la carrera en tiempo y forma, a pesar de la huelga del 99, que interrumpió las clases presenciales en la Universidad. No tuvo dificultades por ser mujer, aunque sí le tocó que algunos compañeros hombres cuestionaran a las mujeres sobre sus capacidades, o trataran de evidenciar errores, pero siempre fueron excepciones.
Paola recuerda con especial cariño a dos profesores que les recomendaban a sus alumnos leer textos literarios en su tiempo libre. Uno de ellos era Salvador Granados Aguilar, quien compartió con sus estudiantes los textos de Julio Cortázar. A pesar de que sus cursos eran difíciles de aprobar, sus clases eran amenas y hacía que las matemáticas parecieran sencillas.
Otro profesor que también inspiró a Paola fue el Dr. Alejandro Baeza Reyes, quien impartía la materia de Química Analítica. Con él, los estudiantes elaboraron y valoraron equipos para realizar análisis químicos a microescala. Les enseñó a perder el miedo a desarrollar tecnología.
La joven realizó su tesis de licenciatura sobre la caracterización de suelos desérticos y su posibilidad de ser análogos de suelos marcianos, utilizando técnicas como las que llevó a cabo la misión Vikingo, en la década de los 70 del siglo pasado. El Dr. Rafael Navarro González fue su director de tesis, y el trabajo fue muy extenso.
Parte de los resultados se utilizaron para una publicación en la revista Science, una de las más prestigiosas en la ciencia. El Dr. Navarro, Paola y su grupo, fueron pioneros en el estudio de ambientes desérticos como posibles análogos del suelo marciano. Fue una etapa increíble para Paola, pues tuvo la oportunidad de ser parte de una expedición científica al Desierto de Atacama en Chile, en compañía del Dr. Navarro y el Dr. Christopher McKay de la NASA.
Posteriormente, Paola continuó con su maestría de manera muy entusiasta, dentro del Posgrado en Ciencias de la Tierra de la UNAM, también bajo la dirección del Dr. Rafael Navarro González.
El proyecto consistía en estudiar las propiedades de los suelos del Pico de Orizaba y determinar las variables que permiten el establecimiento de árboles a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, pues no es común que a esa altitud haya árboles en otras partes del mundo. La idea era tomar al Pico de Orizaba como un modelo para la terraformación de Marte, y a la especie Pinus hartwegii, conocida como ocote blanco, como posible colonizadora, pues algunas condiciones del Pico de Orizaba, donde sobrevive el ocote blanco, a esa altitud, serían similares a las de Marte terraformado.
Son muchas las anécdotas y los recuerdos que Paola tiene de aquel tiempo: desde los viajes a la montaña hasta los paisajes. Como ella era química, y en la carrera siempre estaba inmersa en los laboratorios, salir y disfrutar de los paisajes siempre fue una grata experiencia. Por otro lado, para Paola era emocionante cursar las asignaturas, pues aprendió cosas muy interesantes y conoció gente entusiasta.
Entre las mayores satisfacciones que ha tenido en el ICN está la de encontrar un lugar en el que se siente libre para crecer profesionalmente. Sus logros se basan en aprender cosas nuevas, como la docencia.
Para su trabajo de tesis, se enfocó principalmente en el estudio de los suelos en ambientes extremos. La llenaba de asombro y entusiasmo que las técnicas de análisis que aprendió y que utilizó para sus muestras, también se utilizaban para estudiar zonas arqueológicas o paleosuelos, y con ello determinar las condiciones climáticas del pasado. La versatilidad del estudio de los suelos y los minerales, así como el hecho de que éste puede ser complementado con el análisis estadístico y de percepción remota, siempre le pareció fascinante. Así, el posgrado le abrió un mundo de posibilidades.
Posteriormente, se incorporó como profesora en la FES Aragón, en la UVM campus Tlalpan y Coyoacán y, actualmente, imparte cursos en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Durante ese tiempo, encontró dificultades para continuar con sus estudios, pues tuvo la responsabilidad de hacerse cargo de un miembro de la familia con una enfermedad crónico-degenerativa. Este tipo de responsabilidades muchas veces hacen que las mujeres tengan que frenar su avance profesional.
En 2012 se incorporó al Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, gracias a una convocatoria para realizar análisis por medio de técnicas analíticas, que ella sabía manejar, por ejemplo, cromatografía de gases, espectrometría de masas, análisis térmicos por pirólisis y termogravimetría. Su nombramiento actual es Técnica Académica Asociada “C” de Tiempo Completo.
Su trabajo consiste, principalmente, en analizar muestras de distintos materiales por medio de técnicas analíticas, apoyar a los estudiantes para que aprendan a utilizar los equipos que se encuentran en el laboratorio y enseñarles a interpretar los resultados.
Así mismo, Paola también disfruta de participar en los eventos académicos y de divulgación del ICN. Algunas de sus mayores satisfacciones son que los resultados obtenidos por ella, través del análisis de muestras, formen parte de algunos artículos de investigación. También ha sido emocionante encontrar patrones o componentes al analizar muestras, que puedan ser interesantes para los investigadores.
Los mayores retos de Paola se centran en modificar los equipos y diseñar metodologías que puedan indicar cuando los instrumentos están operando satisfactoriamente.
Para ello, algunas veces se tienen que utilizar reactivos que son nocivos para la salud, o que generan reacciones que producen gases que no se deben inhalar, por lo que nuestros cinco sentidos deben estar alerta al realizar estas tareas. Otro punto importante es que hay equipos muy sensibles, por eso hay que estar alerta sobre las situaciones que afectan las mediciones del equipo para eliminarlas o minimizarlas, pues no siempre se tiene el tiempo o recursos para replicar los análisis.
Una de las cosas que más disfruta en su trabajo es mostrarles a sus alumnos los equipos de trabajo, para que vean la versatilidad que tienen. También disfruta enseñarles el modo en que se debe trabajar en un laboratorio y los cuidados que se deben tener al realizar sus experimentos. Es muy satisfactorio para ella observar el modo en que los jóvenes se van volviendo autónomos, como toman la iniciativa de su proyecto, ver su trabajo escrito y que al final logren concluir sus estudios, obteniendo su título.
Su lugar favorito es su casa: tiene un jardín con árboles frutales y flores que de vez en cuando arregla. Le gusta observar los colibríes o las abejas que están por ahí. También disfruta hacer limpieza en las macetas, cosechar los frutos y hacer compostas.
En el futuro, a Paola le gustaría continuar con sus estudios para obtener el doctorado. En lo personal, le gustaría escribir un libro dirigido a niños entre 5 y 8 años, que hable de ciencia. Entre sus pasatiempos, le gusta pasear por el Centro Histórico, visitar los museos y quedarse en la Alameda para ver los grupos artísticos y disfrutar un delicioso café en las inmediaciones. Le gusta ir al cine o, de vez en cuando, andar en bicicleta. Recientemente empezó un curso de fotografía donde se organizan salidas. A ella le gusta fotografiar tanto los paisajes urbanos, como la naturaleza.
También le es grato cuidar a sus perros, arreglar sus casitas y bañarlos. Hace un tiempo empezó a bordar de forma artística y a hacer dibujos a lápiz. Otro de sus pasatiempos son los viajes y, entre los lugares que ha conocido, su preferido es San Francisco: uno puede hacer largas caminatas, visitar el planetario, el Museo de Historia Natural y recorrer la bahía en bicicleta.
La serie preferida es Los Simpson, pues le gusta el humor que caracteriza a los personajes. Su libro preferido es El nombre de la Rosa, de Humberto Eco. Respecto a la música, es muy versátil, y le gusta que la gente le comparta un poco de lo que escucha, para ir haciendo su playlist de vida: cada canción le recuerda a una persona.
Si una joven quisiera estudiar Química en la época actual, le diría que tenga perseverancia. Dicha carrera requiere de habilidades que se van adquiriendo con la experiencia. Paola le recomendaría que entrara en contacto con investigadores del área desde el bachillerato, pues los químicos trabajan en áreas muy diversas. Entre ellas se pueden mencionar la ambiental, los materiales, los alimentos, la cosmetología, la síntesis de nuevos productos orgánicos, la modelación molecular, el origen de la vida y las ciencias espaciales. Así mismo, le recomendaría que trate de enfocarse durante la carrera en profundizar sobre dichos temas. De acuerdo con Paola, “cualquier carrera científico-tecnológica se pude iniciar, incluso sin vocación, pero nunca sin entusiasmo”.
Instituto de Ciencias Nucleares, UNAM. 2021.
Responsable de contenidos: Dra. Carmen Ortega. Página web, diseño e ilustración digital: Mtra. Aline Guevara. Edición de textos: Dra. Gabriela Frías/UCC-ICN. Código original: Ing. Gustavo Gómez Macías/GozDeveloper. Fotografías: A. Guevara/UCC-ICN; Linda Lasky; Adrien Olichon, Ryan Shumway y Josh Rose/Unsplash.