Álvarez
ORCID ID: 0000-0001-8908-5124
Cuando era niña el sueño de Violeta era estudiar derecho, y convertirse en una gran abogada, pero cambió de opinión en la secundaria, cuando conoció a la profesora Patricia. Ella era muy joven, y daba la clase de Química con mucho entusiasmo y ganas de compartir sus conocimientos. Esto hacía que sus alumnos se interesaran en su materia, además de en la sesión de laboratorio, donde se hacían reacciones sencillas.
Dichas reacciones provocaban sorpresa en los chicos, y hacía que se preguntaran varias cosas, por ejemplo, ¿cómo se combinan las sustancias?,
¿por qué hay cambios de color?, ¿por qué se produce calor? En ese momento, Violeta se empezó a interesar en la química.
En el bachillerato reafirmó su vocación pues era buena para las materias de física y química. Fue entonces que su profesora de educación vocacional le sugirió ir de visita a la Facultad de Química, de la UNAM, que le encantó desde la primera vez que estuvo ahí. Así, decidió estudiar la carrera de Química en dicha dependencia.
Violeta tenía algo de miedo porque sabía que había pocas mujeres que estudiaban carreras científicas, pero sus padres la apoyaron y así decidió entrar a la Facultad que tanto le había gustado.
Sus materias preferidas eran Química General, Química Inorgánica, Química Organometálica y Fisicoquímica. Tuvo muy buenos profesores y profesoras, que la inspiraron a seguir estudiando. En los periodos intersemestrales le gustaba realizar estancias de investigación en los diferentes laboratorios de la Facultad. En ellas aprendió a trabajar en diferentes proyectos, que tenían fines específicos, y que le permitían conocer más el mundo de la Química. Disfrutó mucho la carrera, aunque fue una época muy atareada porque realizó sus estudios al mismo tiempo que trabajaba.
En octavo semestre de la carrera, conoció a un investigador posdoctoral que impartió una platica sobre dendrímeros y fulerenos en la Facultad de Química.
Éstos ya se estudiaban en otras partes del mundo, pero eran completamente nuevos para Violeta. Le llamaron mucho la atención, desde la forma de sintetizarse, hasta las aplicaciones que tienen. Así que a partir del octavo semestre empezó a trabajar con el Dr. Manuel Gutiérrez Nava, realizando un trabajo de investigación dentro de una de las materias de la carrera, y a la par realizando su proyecto de tesis titulado Síntesis de nuevos dendrímeros con sistemas pi-conjugados. Durante esta etapa aprendió mucho sobre las síntesis químicas, los métodos de purificación y de caracterización.
No siempre fue fácil, pero con constancia, dedicación y estudio, Violeta logró obtener su título. Su asesor la animó a presentar su trabajo en un congreso, que tuvo lugar en Ixtapa Zihuatanejo. Ella estaba muy emocionada porque ahí vio por primera vez el mar.
Después de estudiar la licenciatura, decidió continuar con la maestría, y fue aceptada en el Programa Maestría y Doctorado en Ciencias Químicas de la UNAM. En los primeros semestres conoció a la Dra. María del Pilar Carreón Castro, investigadora del ICN. Ella trabajaba con películas delgadas, y a Violeta le llamó la atención incursionar en ese tema, así que no lo pensó más, y le pidió a la Dra. Carreón que fuera su asesora de maestría. Con ella realizó la tesis titulada Efecto del grupo funcional en la formación de películas de Langmuir-Blodgett en dendrones de primera generación de oligofenilenvinileno (OPV).
Durante esta etapa tuvo la oportunidad de realizar una estancia de investigación en la Universidad de Castilla, La Mancha, en Toledo, España. Fue una buena experiencia, pues aprendió que la Química es universal. Gracias a sus conocimientos sobre las reacciones, los métodos de purificación y de caracterización se desenvolvió en el extranjero sin problema.
Como Violeta siempre estuvo interesada en buscar una aplicación para los compuestos sintetizados, su asesora y ella decidieron trabajar con materiales que les permitieran obtener energía limpia. Por ello se enfocaron en realizar películas delgadas con compuestos orgánicos que presentaban propiedades optoelectrónicas, es decir, compuestos que se pueden incorporar en diodos orgánicos electroluminiscentes (OLEDs) y en celdas fotovoltaicas orgánicas (OPVs).
Desarrollaron materiales que funcionaban como la parte donador-aceptor de electrones en una celda fotovoltaica. El resultado de la investigación fue una tesis titulada Formación de películas Langmuir-Blodgett de derivados de fulereno C60 y polímeros π-conjugados para potenciales aplicaciones en celdas fotovoltaicas ", con la que se tituló con mención honorífica. Durante este periodo también empezó a dar clases en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Casi al terminar el doctorado, Violeta decidió solicitar una beca posdoctoral en la UNAM, lo que la motivó a finalizar su tesis a tiempo. Así, inició una estancia posdoctoral, que duró dos años, en la Facultad de Química.
Dicha estancia que fue muy fructífera, pues trabajó en dos proyectos: “Síntesis de complejos de Rutenio-NO con posible actividad anti-cancerígena" y "Síntesis de complejos de estaño con propiedades ópticas no lineales". Cada uno de dichos proyectos duró un año.
Posteriormente, realizó una segunda estancia posdoctoral en el Centro de Investigaciones en Óptica A. C. en León Guanajuato, en donde trabajó en la "Fabricación de nanopartículas con compuestos orgánicos fluorescentes para aplicación como biomarcadores".
En dicha estancia aprendió a funcionalizar nanopartículas con ácido fólico para hacerlas afines a las células cancerosas, y en colaboración con un grupo de biólogos tiñó células cancerosas de cáncer cérvico uterino (células tipo HeLa), demostrando que las nanopartículas fabricadas funcionaban como marcadores celulares. Durante dicho posdoctorado Violeta recibió una gran noticia: iba a ser mamá.
En ese momento, buscó una tercera estancia posdoctoral, y platicó con un investigador del IPN para realizarla con él.
Al principio el investigador la aceptó en el programa, pero cuando se enteró de que estaba embarazada, le dijo que mejor se dedicara un tiempo a cuidar a su hija, y que lo contactara nuevamente a principios de 2017. En septiembre de 2016 nació su primera hija y en noviembre de 2022 nació su segunda hija.
Violeta considera que el hecho de ser mujer y tener hijos “no te limita ni te impide realizar tus actividades académicas”. Ella comenta que se ha complementado de varias maneras con su esposo de modo que ambos han logrado ser padres e investigadores de manera plena.
Después de tener la mala noticia de que la tercera estancia posdoctoral no se llevaría a cabo, a finales de julio se enteró de que había obtenido una Cátedra CONACYT en el ICN, bajo la supervisión de la Dra. María del Pilar Carreón.
Para Violeta fue una magnifica noticia, pues regresaría a trabajar al Instituto donde había sido estudiante de posgrado. Así, desde 2016 hasta la fecha es catedrática CONACyT, adscrita al Instituto de Ciencias Nucleares. Su trabajo en el ICN consiste en sintetizar nuevos materiales orgánicos, que presenten potenciales aplicaciones en dispositivos optoelectrónicos y sintetizar compuestos orgánicos que presenten actividad biológica para utilizarlos como biomarcadores celulares.
Sus mayores retos han sido aprender a dirigir las tesis de sus primeros estudiantes, y una de las mejores satisfacciones fue lograr que uno de ellos se titulara.
La Dra. Violeta Álvarez considera que hacer Química no es monótono, siempre hay algo nuevo que aprender, y cada uno de los compuestos con los que trabaja es único y diferente. Ella disfruta todo lo que hace en su trabajo: tener nuevas ideas, plasmarlas en papel y después llevarlas a cabo en el laboratorio.
Lo que más le emociona es obtener un nuevo compuesto, que presente diferentes propiedades, para poder estudiarlo y darle una aplicación. En los siguientes años le gustaría obtener una aplicación para los compuestos que se sintetizan en el laboratorio y de esta forma contribuir en el desarrollo de la ciencia que beneficie a nuestro país.
Cuando Violeta no está trabajando, le gusta pasar tiempo con sus hijas, practicar taekwondo, correr, tomar clases de baile y también le gusta hornear pan. Su lugar preferido es su casa, aunque también le gusta mucho ir a la playa y conocer lugares nuevos.
Entre sus libros preferidos se encuentran La Historia Interminable, de Michael Ende y La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero, que narra la historia de Marie y Pierre Curie. La obra de arte que más me gusta es Eros y psique, de Antonio Cánova.
Si una joven tuviera el deseo de estudiar Química, Violeta le aconsejaría “que lo intente, que siempre sea perseverante y dedicada para que logre sus metas, que la química es fascinante e interesante, siempre hay algo nuevo que descubrir y en que trabajar”.
Instituto de Ciencias Nucleares, UNAM. 2021.
Responsable de contenidos: Dra. Carmen Ortega. Página web, diseño e ilustración digital: Mtra. Aline Guevara. Edición de textos: Dra. Gabriela Frías/UCC-ICN. Código original: Ing. Gustavo Gómez Macías/GozDeveloper. Fotografías: A. Guevara/UCC-ICN; Linda Lasky; Adrien Olichon, Ryan Shumway y Josh Rose/Unsplash.